jueves, 16 de agosto de 2018

La ventana


Quisiera tirar piedritas a tu ventana. Y que te asomes.
Quisiera decirte hola mi amor, aquí estoy. Y tirarte un beso.
Quisiera mirarte ahí en tu ventana, dónde el sol hace un prisma en el blanco del techo.
Quisiera verte en esa luz adyacente al platino, tan cegadora, tan bella.
Quisiera tirar una segunda piedrita a tu ventana, que te despiertes perpleja. Y que te asomes de nuevo para cantarte.
Quisiera entonar las notas del lup-dup con que salta mi corazón. Hacerte un gesto honesto, un te quiero.
Quisiera ser el mosquito que ronda por tu cama. Posarme en el cuadrante superior izquierdo de tu mejilla y picarte un amor.
Quisiera ser el vino de tu copa, estar en tu boca besarte el paladar.
Quisiera ser el viento que entra por tu ventana en las mañanas, tocarte frío la piel, erizarte el cuello. 
Quisiera hermosa mujer, tirar una última piedrita, esa cosa arrugada, ese papelito escrito con mi voz, que lo leas y sonrisas. 
Que me veas en tu ventana, en tu cama. Abriré la ventana. Abriré la noche. Me vas a abrazar, te quiero abrazar. 
Quisiera componer en este momento con vos la armónica y dulce emoción de cobijar el cuerpo con aromas de pasión.

Nota Personal


Bautiza la noche con el nombre de esta lluvia, las velocidades relativas de las mil personas que a paso determinado siguen sus camino, su propia historia. Detrás del segundo antes de llegar a su lugar hasta la próxima vez que tal vez nos volvamos a ver.

Son las 5:36 pm en San José, estoy a un costado del Morazán esperando el bus de Jardines de Moravia, han pasado una insignificantica cantidad de autos, moviendo el agua que ya se había movido en la nube de ayer. Siendo la misma que tal vez estuvo en Tibás o siendo quizás parte del océano que antes era polar.

Voltaje Espacial



El tiempo en el ser vivo, compresión aleatoria del contexto presente,
Fuerza imparable de vida, espiral ascendente hacia las estrellas.

Como coraza de ammonita, ancetral, en el centro de la espiral están
los fósiles del cosmos, todo entrópico, caótico, espontáneo.

Así como el tiempo presente, cosa que forma el rastro de esta energía.
Papable, latente, en el centro del abdomen, un calor escondido, desprendido del sol.

Que bajo la condición aerodinámica mueve la sangre y el agua
que por estas venas nutren mi carne.

Carne que hoy no solamente es tierra inerte, sino la metamorfosis del ayer,
que marca con huellas pesadas las arenas de la vida.

Vida que no es nada sin el amor, amor que es libre y vivo,
como el espíritu guardado en el eléctrico nodo del pensar.

pensar y existir. Irreverente, con la voz crepuscular
saliendo de la vibrante boca tuya.

Tuya y mía.
En el infinito voltaje espacial.

Instrucciones para entender a una Mujer con Sombrilla



Si bien Camille y Jean son los elementos que tras el lente del autor protagonizan esta figuración, a mi parecer el cielo es quién tiene el verdadero papel principal. Sin estas nubes la suavidad del pincel no cobra sentido y más allá, la sombrilla sería meramente un artefacto a medio usar, por no decir a medio estorbar y mucho menos por no debatir el existencialismo entre un parasol o un paraguas. Una mujer con sombrilla no se puede entender sino tiene su mano empuñada con una y por ende, un hombre sin buen genio no va poder entender a una mujer sin sombrilla, resultado que deja al pequeño Jean sin padres, chaotique. Es por eso, que la sombrilla, verde y no roja pertenece a la extensión del brazo de Camille. El niño por su parte, distraído piensa en los tantos bichillos que se mezclan entre las hierbas, los crisantemos y las azaleas, de cuando en cuando se sorprende por los grillos saltando y las hormigas subiendo por su pantorrilla. El fotógrafo con su caballete se fascina por Camille, quién hace algunas horas estaba en el sofá tomando té, naturalmente con la sombrilla en su mano. Antes de partir de su casa al campo, escribió una carta para su otra mano: La magia de la lluvia evaporada te espera.


La Promenade - Claude Monet

Daniel Ortega y compañía


2 meses, 215 muertos, 1400 heridos. En las trincheras de Masaya un megáfono a todo galillo estalla por la rendición a cambio de la vida del pueblo. En Managua hombres armados incendian una casa; mueren 6 miembros de familia. Una madre llora a su hijo muerto tras una protesta en la capital, mientras el gobierno rechaza la investigación de los asesinatos ocurridos en el lugar, y el cuerpo médico niega atención a los familiares según el acuerdo de no denuncias por cuerpos para el funeral. En la Universidad Nacional Agraria la Policía y los estudiantes se blindan entre aulas y bibliotecas. Esta es la generación de los sin ojos. Ni Canal 12, ni Canal 23, ni Canal 51 podrán ver las noticas. En León, dos suicidas simpatizantes del gobierno mueren con tal de callar una radiodifusora opositora. En Bluefields Ángel Gahona muere asesinado durante una transmisión en vivo de Facebook. Hace dos semanas en Estelí muere una persona de herida de bala durante el paso de la caravana gubernamental. A las afueras de la Dirección de Auxilio Judicial, las Madres de Abril y Mayo piden justicia por sus hijos detenidos.  El partido Sandista se excusa las muertes con el argumento de que “no se puede permitir la destrucción del país”.  En Nicaragua no todo está perdido aún. En Costa Rica y el resto del mundo vemos el mundial.

Instrucciones para regar una planta



En primera instancia, una planta no es un artículo comercial u ornamental como bien se le conoce en algunos mercados y viveros. Una planta; ser de carácter arcaico y clorofílico es quién posee la burbuja divina del oxígeno, para nosotros los mortales que vivimos en la cima de la cadena alimenticia, sin una planta solo podríamos llenar nuestros pulmones con vano humo de  CO2 proveniente del smog y del cigarrillo, que bien y según la ironía de la nicotina, el tabaco es una planta también. Bajo la premisa del sentido común y observador, algunas plantas tienen tallos, otras raíces y hojas, florecen y producen frutos. Analogía que se repite en el planeta, así como la mujer. No menciono al hombre, ya que, las plantas pueden ser tanto monoicas como dioicas. Abre paréntesis. (Lección que el ser humano debe aprender, ser asexual puede ser una ventaja. Aunque este no es el caso. Cierra paréntesis). Es por eso y dejándonos de fetichismos de índole patriarcal, una planta debe de regarse con su semejante al agua, buscando el complemento y la vida. Hacer el amor en la tierra. Sucio y sensual. Entre semillas y en lo más profundo del barro. Y si bien, una nube otorga suavemente el beso hídrico.  La mano puede funcionar como cántaro para cubrir el monte. Deje de lado, todo aquello que hace, tranquilícese y dele de comer al alma.

Una equivalencia entre masa y energía


Metafórico, subsecuente y caótico.
El ser que constituye el objeto. El sujeto. La acción.
Pictóricos, los modelos de las ideas. De la trigonometría en las conversaciones. De formar una oración.
De escribir en el espacio vacío. De crear y dejar la tinta, el grafito, el píxel, la palabra: dicha; desdicha. Deshilachada, cortada.
En pequeños pedacitos de aire, que se te mente por los poros. Y te hacen conectar líneas e hilos entre lo objetivo y subjetivo. Entre los labios en movimiento y el temblor del cuerpo.
Entre el abismo eterno de perderse por miedo. Saltando de tiempo y espacio. De tiempo y espacio. De E=mc2.
De las aves de Escher volando para ser peces. De lo hermoso que es el arte, de lo hermoso que es el Mar.
Quizás podríamos vivir en el mar. Cerca del trópico dónde el sol te sienta bien. Sólo porque al contrario, sos luna.
La luna que en la noche de hoy alza la marea y las ideas una vez más. En el Azul Tamarindo del océano salvaje y el agua del cántaro que lleva la ninfa del mar.
De hacernos con el deseo propio. De arriesgar y no tener juicio de consciencia por perder.
Porque no me importa perder, si al final seremos la victoria del eco que gira y gira en la portada de un libro nuevo.

El Sol, el Pájaro y el Amor


¿Viste triste al sol?
Tan triste como los ojos de luna, esa hermosa luna y su bella tristeza inmaculada,
déjame besarte la piel gastada por los tiempos.

¿Viste triste al pájaro?
Su vuelo lejano. La lengua extrañamente conocida.
Sus cantos de amor y fe. Y es que si te vas, déjanos tu paz.

¿Y viste triste al amor?
Quién lo ha vivido conoce la locura.
Tremendo dolor, oh mi amor. Quémame el corazón y bésame las heridas. 

Entre tus manos me gusta existir.
Con tus labios en mis labios.
Con lo hermoso que es amar.

Quizás siendo la bruma o la ceniza.
Quizás enamorándome del sol, la luna y el mismísimo amor.

El Beso Secreto


Y ahí nos hallábamos, ella y yo, a medianoche entre las penumbras del castillo, los pisos y las paredes de piedra apenas brillaban por las flamas de algunas antorchas distantes, la luz encajaba perfectamente entre las grietas de cada sombra, todo estaba en calma, de vez en cuando se escuchaban los aleteos de los murciélagos al salir en ronda nocturna por las ventanas de la vieja torre, ese era nuestro punto de encuentro, ella bajaba y yo subía. Con el anhelo de sentirnos una vez, de acariciarnos las almas y devorarnos los deseos nos escabullimos hasta lo prohibido. Era un acto suicida, una locura que solo dos enamorados se arriesgarían a tomar. Recuerdo que esa noche mi amada llevaba un largo vestido azul que le caía hasta los pies, su cuerpo se figuraba ante el color y la elegancia de las finas sedas traídas desde Piamonte. Tenía una silueta exquisita que se plasmaba en el andar de su vida. Yo era un tipo sencillo, de ropas sencillas y costumbres nada ostentosas, pero me las arreglé de camino para tomar prestadas algunas vestimentas rojas del almacén del Conde Visconti, llevaba capa y un sombrero que portaba la pluma de faisán que me regaló mi abuela en los primeros años de vida. Nuestros colores exaltaban la nueva alianza francoitaliana abrazada por la esperanza de libertad e independencia de Cerdeña, vos en el azul de tu inmortalidad y divinidad; yo en el rojo de la pasión y la lucha. La miseria acaparaba los campos y el pueblo, Austria pisoteaba nuestras tierras y nos sometía bajo el látigo impune del encierro o la muerte, necesitábamos libertad y preferíamos morir en el campo de batalla que ser aquellos obreros oprimidos y cabizbajos. Marie y yo lo teníamos muy claro; queríamos salir huyendo de todo esto y hacernos de una cabaña en las faldas del Monte Rosa, vivir juntos y amarnos para siempre. Pero escapar estaba prohibido, al igual que nuestro amor. Aun así no nos importaba nada, teníamos una especie de magia atada de corazón a corazón que nos afligía cuando era el momento de la despedida, ya no podríamos soportarlo más. Y es que estar junto a ella, en el calor de sus brazos, estrechos de amor, compartiendo la sensación de plenitud que otorgan nuestros labios en la dulzura de un beso. Realmente nos amamos y sentimos que el mundo desaparece cuando caemos en el delicado hipnotismo del amor correspondido. Juntos podríamos triunfar sobre cualquier imperio. Juntos en nuestro más sincero beso fundábamos nuestra propia nación. Un país justo y armonioso, donde la sangre nunca es derramada y la única ley es hacer el amor sin banderas. Esa noche, estábamos preparados para huir. Para cometer más locuras, para juntar nuestras manos y nunca soltarlas. Nos besamos en secreto sin tiempo ni espacio, lejos de la tiranía y la ambición. Nuestro sueño estaba hecho realidad. Éramos libres en lo eterno para ser por siempre una sola cosa. Un solo ser. Un solo amor.


Il bacio - Francesco Hayez