sábado, 15 de abril de 2017

Experimento de un Haiku

I
Triste, caídas las flores celestes
ahí, justo ahí donde la verbena verde
ya no vuelve hasta mí.
II
El sol lleno de dios,
más vidas pasajeras de ayer y hoy
cien flores celestes caen lento.
III
Lento en el viento azul,
y caen en los ríos de espejos 
nadando entre cielo y tierra.
IV
Cada flor llora, cada raíz 
domina y quiebra los muros de violencia.
Dejan que la vida vuelva.
V
Las oropéndulas toman las semillas,
de sus plumas azules caen flores blancas
hasta que besan el agua.
VI
Besan el agua, la sangre,
caen sobre el arrullo del niño dormido
nocturas flores del azul marino.
VII
Los rojos de tus grises,
hacen que la vida toque el alma.
Pinceles que transforman el corazón
VIII
dan luz a la arboleda.
Y sobre el suelo juegan a la 
fría inocencia, al batallón obligatorio.
IX
Los niños vivos, los pececillos
en el río de espejos, la vida 
en sus manos crece de nuevo