miércoles, 7 de marzo de 2018

Sin belleza no hay amor


Sin belleza no hay amor
Belleza, la vida y la muerte.
La dualidad tuya y mía.
Nuestro amor en el día y la noche, en el sesgo eléctrico de un orgasmo bajo tus ojos.
En tus besos tintos, en tus besos distintos.
Belleza cuando me hablas de tu tristeza.
Belleza esa, energía que nace en la gravedad de nuestra caída al agua.
Sobre nuestros cuerpos cubiertos de humedad y realidad, en el lecho tibio de las pieles y las bocas.
Belleza, en el silencio.
En el momento de la soledad compartida, te adjuntar un cariño, un abrazo vivo.
Belleza, vos dulce mujer de sentimientos honestos, que cantas tus emociones y penetras mi corazón.
Que sabe cómo desactivar los algoritmos ingenuos que se maquinan de más, en el pensar por el sentir.
Imagíname en tu boca, en tu querer. Porque acá en mi pureza te tendré.

Amanece en mí

Amanece en mí,
dejaste una llama en mi piel que arde el tiempo y el deseo.
Aullentando mil demonios,
siendo el rastro de vino que cautiva la sensación de la pasión en tu boca.
Amanece en mí, sobre mí.
Con tus besos en mi cuello, con tu voz y el sol. Siendo parte de una película de látex.
Amenece en mí mi amor,
para besarnos los tangos y los boleros. Siendo la noche y los vicios de labios.
Amenece en mí,
Con tus ojos puestos en mi ser, con las flechas clavadas en el batallón del crecer.
Amanece en mí diosa,
Que nuestras manos hagan música, con la suavidad y sensación del delicioso amor.

Poema del viejo para el mar

Vasto mar, te espero aquí
aquí entre los almendros y las arenas calientes.
Entre dos mundos opuestos.

A vos el agua y el sol.
Te espero en el alba celestino,
silencioso y prófugo de naufragios perdidos.

Ven con tu espuma salada y riega mis hojas marchitas,
porque acá entre los castillos y las sombras
crecen los días del Atlántico.

Amigo mar, amigo pez.
Soy el Viejo Santiago de Hemingway.
Te espero para reír hasta morir.

Flotando en popa el viento de mi destino,
quiero cruzarte y recorrer tu inmensidad.
Porque tú, Poniente; bravo maestro.

Estás en lo que soy. Desde la primera vez que nací.