martes, 19 de marzo de 2013

El cigarro


Tenemos un cigarro en la izquierda,
y a la derecha un amigo.
El cual no es capaz de darnos la espalda.
¿Quién somos para unir los bloques de la niñez y madurez?

Carlos, ¡existimos! Prestá atención:

somos el cigarro y como ceniza pronto moriremos
no sin antes ser disfrutados por la vida amarga.
Por eso rezo las oraciones de cada credo
y somos nuestra propia verdad, nuestro propio cigarro.


El tabaco de los amigos, la nube gris de la sociedad.
Como fetiches de la ciudad en movimientos y percepción cósmica del tiempo.
Te paso el cigarro que por sí solo es poeta.
Y el cigarro por sí solo un poeta.


Diego, la oscura franqueza entre amigos
es como el humo que se disipa en nuestra historia,
en el vivir cotidiano de esta sociedad.
De lo que en un ayer negamos y hoy vivimos,
todo lo que creímos que nunca llegaría y hoy no sabemos dominar.


Con la bendición de tener un don y la desgracia de tener un vicio.
Sin embargo, un vicio que nos juntó y eso lo hace hermoso
Un vicio que nos demuestra que tan solo somos dos piezas del estabón,
Sí, admiro el hecho que después de muchos años la poesía nos unió
tan solo para compartir un cigarro.


Escrito por: Luis Diego Zuñiga y Carlos Arrieta.