jueves, 5 de marzo de 2015

El poliedro.

Atrapado en cubos rotantes, coloco mis cinco dedos sobre la tierra profesando un acto de fe. No pretendía realizar alquimia, ni mucho menos una ciencia abstracta que cuantifique mi conocimiento. Quería encontrar la piedra de la vida, derretirme en sus brillos y transmutar eternamente en formas de éter y luz.
Los octaedros se comprimen poco a poco a manera equidistante, dos paredes de fuego sufren petrificación al contacto de la fusión hídrica. Cortante mi aire rayan los muros, escrituras en sanscrito y latín se combinan para mostrarme un origen. Tanta información para un simple mortal apuñala la realidad, mis ojos se vuelcan y regresan. Incontrolable los secretos de una estrella. Prácticamente me volví geomante al instante.
La masa de mi cuerpo se torna terracota, los pasos cada vez son más pesados y el crujir geométrico se asimila más al estómago del universo. Casi mudo, casi ciego, casi pleno; mi alma de hielo congela el cosmos, o más bien el cosmos congela mi ser. El cabello cae y de cada fibra explota la pólvora en palabras. Sobre mi cabeza dos soles lúcidos me advirtieron que no debía estar en esta habitación.
Quería hablar, sin embargo todo ya estaba dicho. Esa figura sublime sabe que tonto soy, sabe que el caos reina en mí, pude ver como notó mi presencia. Al tacto de la razón me muestra la salida, no se ve molesto. Creo que siente lastima de la humanidad. Me reveló las lágrimas de su creación, tristes cascadas de vidrio manchan la superficie del poliedro, al caer una gota de un sol, el agujero en mi pulmón se amplificó. Vibrante el mar de la habitación paralizó los músculos de arcilla sólida que poseía, mis pies se unieron con el suelo y al sonar un hálito polar caí muerto de nuevo en barro.
Momentáneamente se formaron unas ampollas palpitantes entre las esquinas que reventaron al sentir el frío del aire y me cubrió una viscosa miel plateada. Movimientos convexos volvieron a formar el octaedro. De él surgieron celdillas de diminuto tamaño, a mi cabeza vino la imagen de un panal. Dentro de cada espacio flotaba una llama azul con cinco esquinas de cristal verde, simulaban la inflorescencia del rey Astro. Hipnotízate, la flama inició un incendio y así deslumbré la habitación del universo en combustión ígnea.

No recuerdo más. Desperté en la entrada de la habitación con mi forma trivial. Hice caso omiso a la salida. Mi curiosidad humana quería volver a ver el paraíso, el limbo de la simple existencia. Quería volver a ver los ojos del todo. Sin embargo, una vez escuché, pero callé y otra vez sentí, pero morí. Después de aquella fecha no volví a ser la misma persona, ya nada tenía sabor y ni emoción. Volví a mi rutina como estudiante, pero mi esencia ya no estaba en este planeta. Creo que me desterraron y solo conservo los elementos de la materia .

martes, 3 de marzo de 2015

Marzo funesto

Era una humana como cualquier otra, era una loca como cualquier otra, ¿Por qué la encierran? - Se preguntó. En su mente flotaban pensamientos que revolucionaban la historia. Eran casi la visión de un futuro que es deseado oír. Una idea se concreta en sus adentros, frustrada por su encierro, gritando con desespero, anhelando poder huir.

Los días de su vida se hallaban marcados por un reloj de cuerda floja. En sus ojos el reflejo de lo que solía ser una humana, una pregunta y una respuesta del mundo actual. La humedad en su piel provoca refugio, el calor del sol era una ligera memoria.

 -¡¿Quién fui?!-gritó, - ¡Quién seré!- murmuró, - ¿Quién soy?- susurró.

 Quitó su rostro del cielo, y una gota descendió de las nubes cómo respuesta, posándose perfecta sobre la hoja de un helecho, delicado, lento y vivo el momento, tocó el metal de la habitación, era frío como su corazón. Entre el plan de escape y la incógnita del existir su cuerpo se oxidaba, sin embargo quería saber de Helena, ¿era ella? ¿Fue ella? ¿Es ella? ¿Será ella?

¿QUIÉN SOS HELENA? - Gritó en penumbra

Imágenes exhaustivas la bombardean, el dolor aumentaba, rompiendo la barrera entre el dolor mental y el físico. Poco a poco su cuerpo se enrolla en posición fetal, cómo quién busca el consuelo dentro de una madre; pero su único arrullo lo encontró  al ser envuelta entre un viento frío y hostil. –Helena- pronunciaron sus labios por voluntad propia - Mi querida Helena-.

Consumida en locura y desgracia, su mirada se perdía entre las grietas del ladrillo. Tácito, como el recuerdo latente del ayer, intentaba imaginar a Helena. Una niña de rostro puro y pleno, pero por alguna razón sin sombra. Daba igual ver Ángeles sin un halo dorado.
 Al lado del recuerdo, venían la imagen de la casa, un amanecer en fuga y la risa de sus hermanos. De repente un estruendo sonó y la puerta se abrió, la luz la cegó momentáneamente y una voz de gravedad le habló y dijo:
-Se ha muerto, se fugó, se lo trago el cielo sin pedir perdón-. Se fue la luz, se fue la voz, y empezó a sentir una breve agitación de pecho que sutilmente fue avanzando por su cuerpo, FUERTE y casi ensordecedor se volvía cada inhalación, hasta elevar su memoria a una vieja imagen, donde el viento hacía música al rozar las hojas de un higuerón, jugando con su piel y sus cabellos. Pero la imagen se volvió negra, se volvió ceniza. --Fuego--- Gritó a todo pulmón- Se ha muerto Helena, me he muerto yo.

Cayó al suelo, el retumbó la dejo perpleja en coherencia, una vez más sentía parálisis motora. Sus músculos estaban rígidos y los ojos secos y un hilo de sangre resbalaba por su mejilla, casi metafórico, un último pensamiento la invadió. Quería decirlo y vociferar más alto que antes. El helio del ambiente la oprimían, su lengua estaba clavada al paladar y su Helena clavada al final.

Recordó el pasado sin cerrar los ojos: "Voces, coches, libros, letras, casas, hipotecas, dinero, traición, El sol". Su momento de lucidez,  la sedujo, la atrajo, la agarró, la golpeó, la asesinó.

 Nombre del paciente: Helena Vázquez.
Edad: 24 años.
Síntomas: ataques de demencia, epilepsias y convulsiones, doble personalidad. 
Cuadro clínico: esquizofrenia y depresión crónica antes del internado. 
Refiere dolor de pecho, taquicardia y dificultad para respirar.
Diagnóstico: Hipopotomonstrosesquipedaliofobia.
Hora de muerte: 10.32pm.
Motivo de muerte: Desconocido.


Dos días después una manada de médicos intentaba estúpidamente explicar la muerte de Helena, sin embargo ni ella, ni ellos podrían hacerlo. Una mente en libertad guarda más misterios que el universo. Helena me llenaban de alegría en las noches, su voz tranquilizaba mi ser. Ojalá vengas a mí y me lleves a ti, no importa si es al infierno, yo estaré a tus pies.