jueves, 19 de abril de 2018

8M


Empiezo por ti, mujer del alma.
Empiezo por ti, con la sensualidad de una palabra.
Empiezo por ti, caminando de la noche al alba.

Empiezo por ti, muchacha de cabellos marinos.
Empiezo por ti, con la abstracción de una frase.
Empiezo por ti y los días perdidos.

Empiezo por ti, a tentar, besar y rezar.
Empiezo por ti, hermana de piel negra.
Empiezo por ti, con los derechos de libertad.

Empiezo por ti, el recital de poesía.
Empiezo por ti, ahogando la agonía.
Empiezo por ti, las noches de color agua.

Empiezo por ti, como el vicio de mi boca.
Empiezo por ti, la sencillez de la ropa.
Empiezo por ti, y las ideas locas.

Empiezo por ti, las botellas de licor.
Empiezo por ti, la vida del dolor.
Empiezo por ti, gastando los blocs.

Empiezo por ti, hermoso rostro desnudo.
Empiezo por ti, esperando los dulces frutos.
Empiezo por ti, armas, gritos y puños.

Empiezo por ti, como la raíz de tus piernas.
Empiezo por ti, hija de la delincuencia.
Empiezo por ti, valle de mujeres plebeyas.

Empiezo por ti, como la política amarillista.
Empiezo por ti, siendo tu anarquía.
Empiezo por ti, el fuego, la cruz y María.


Empiezo por ti, el grafitti de una iglesia.
Empiezo por ti, llamándome luz cuando soy gris.
Empiezo por ti, los viajes y el fin.

Empiezo por ti, besando tu lucha.
Empiezo por ti, amor sin olvido.
Empiezo por ti, y por todos tus cuerpos muertos y jodidos.

Se llama poesía

Se llama poesía, a la honestidad de las palabras plasmadas en una servilleta, cuando solo tenés un mediático bolígrafo y los versos te hacen nadar en el mar de posibilidades y la casualidad de esta cosa sin elegir que terminó siendo el futuro / alias / destino.

Se llama poesía, al grito de libertad que enaltece el espíritu y el pan con sabor a tinta y cereal y el vino que mancha la hoja en blanco de la vida.


Se llama poesía, cuando el día quiere suicidarse y el alma pobre se nutre de tristeza y desamor por lo que solía ser tu pasión.


Se llama poesía, al contenido latente que vive en el envase humano y figura la acción vibrante de amar.


Se llama poesía, a la nostalgia de los parques sin bailes, a los bares sin compañía, a la mala bebida, el canino ser que te espera en la puerta de entrada para llevarte a casa.


Se llama poesía, cuando el olvido te duele y la cicatriz te quema. Cuando el marido de la Mozuela del río viene a visitarme con el whisky y la soda bajo el brazo. Cuando García Lorca escribe en un papel.


Se llama poesía, a la alabanza y bendición del cáliz crudo de domingo y el cuerpo de los credos por vos. Se llama poesía cuando mi religión es tu amor.


Se llama poesía, cuando el agua cae sobre tu rostro, y las gotas forman tu sexo. Cuando el mar te pone los pétalos y las rosas los versos.