Dentro de la razón humana hemos olvidado que éramos, somos y
seremos parte de una historia primitiva y ancestral, de la cual no siempre
se tuvo razón. Que el ser humano es un animal más y mientras tenga instintos
básicos, no va poder desligar un alma de un cuerpo. Partiendo de ahí, la idea
de crear conceptos individuales que lleguen a más allá de un adjetivo. Como por
ejemplo, la exploración interna. Las palabras en ocasiones son cortas
para la descripción de un estado sublime al alter ego de la existencia. Sin
embargo, la tierra es la metáfora perfecta para describir el pensamiento del
nuevo universo. No sé, de pronto desperté y recordé
que fui escupido por mí mismo, había probado la amarga sensación de un caníbal.
El sabor a umami del cuerpo atado a una memoria. Como una plena discordia vaga de un lado al otro sintiendo
su sombra partiéndose en dos. El rompimiento de palabras escritas sobres tés de
jazmín. La cabeza del maniquí flotando sobre la mesa. Los arlequines pasan a
través de mi ventana y con ellos un fondo de mosaico fluido fragmenta los
fantásticos fractales frutales del fortuito fantasma hallado en la faena de su
fraterna forma fausta. Y Sigo pensando en la
literatura del mañana, en el alma prematuro de la coherencia, en la poesía de
la calle y el teatro de vida. Sigo soñando con cerillos de diamante para
los intelectuales, en la verdad del cosmos y un cuento de Borges para el
televidente. Sigo huyendo de la "originalidad" social, de las
hormigas con corbata y los bosques de concreto… Así hizo memoria de aquel fuego que incendia la absoluta y
peregrina verdad. De los doce laberintos que llevan a tu boca, cada día es un
camino que seguir con los rastros de plumas que en el suelo perduran. Entren la
sed del pincel, los distintos extremos de artes que nacen del sol y vos en la
tierra que dibujás alas para volar sobre la mente del sueño. Máscaras,
cordeles, telas y un kit de accesorios para vestir la oculta fantasía. La fama
de los ladrones que roban ropas y se lustran los zapatos a oscuras. Los días
lunes, los remolinos en las cabezas intranquilas, la paz de la gravedad y el
sueño de volar. Por eso el ser humano debe de ser
un revolucionario por naturaleza, un revolucionario de al menos su sombra. A cada pensamiento abstracto,
Maurits Cornelis Escher. “Arriba y Abajo”. Los niños que se ven y se oponen a
la visión de la Torre de Babel. La cinta de Mobius que carga hormigas de fuego
y esferas de agua, las medusas danzantes que ondulan estrellas y espirales. El
indómito deseo de verte en sueños, la imagen tuya, el absoluto silencio, la
pregunta y la autorespuesta: -¿Sabés algo? Sos dulcemente una tentación para
las letras. El crujir mineral que da espacio a
un poema dentro de otro:
Ni cantora y ni animada la jaula del
pensamiento vacío
y brava la celeste idea de creer que estamos
inscritos
en este mundo para brotar y transcribir la
dulce semilla .
Tengo seiscientos años luz esperando a ver mi
satélite,
la luz del ojo del Odiur aún no alcanza mi
tiempo.
Los rayos gamma son paralelos a la existencia
de esta vegetación,
y crecemos arraigados a esta tierra rica de
nitrógeno sulfurado.
Mis cloroplastos sintetizan la lumínica energía
del xilema mineral.
Y el agua en nutrientes al durazno van.
El regreso a la realidad, a las noches de insomnio. A imaginar el
Monte Olimpo, tus ojos color madera. Los lisérgicos viajes de los árboles en el
cerro. A Calíope. La discrepancia de un intento
por dibujar alas para volar. Una palabra enviada por el zaguán de la casa
antigua. Que de las letras se deriven en plumas que yo pueda usar para alcanzar
tu vuelo. La dicotomía de un nombre: Dos yo como un Di ego bifocal. A Cortezama. Las frases que escribí sobre el papel de tu cuerpo sereno,
las hojas de la mano que susurran un rasgado en mi espalda y en esas
páginas en blanco teñir los párrafos del manual que usaré para volar. Como un
omóplato se distorsiona en huesos de dragón. Como el dedo anular crece y forma
un patagio hasta el tórax. El movimiento de un coleóptero. Ícaro en picada. Los planeadores. La metafísica en locomoción. La fuerza de
sustentación y su presión aérea. Para dar un vuelo al sol, siga los siguientes
pasos:
Paso 1: Busque una meseta, valle o cordillera.
Paso 2: Haga un intento previo de aleteo.
Paso 3: Colóquese de frente, de lado, o de espaldas al
precipicio.
Paso 4: Abroche sus alas, ya sea en la espalda perpendicular a la
escapula o ajústelas en sus brazos, de manera que el húmero golpe el viento y
el cúbito y radio den propulsión.
Paso 5: Cierre los ojos y póngase en posición firme.
Paso 6: Deslícese sutilmente hacia adelante hasta que sienta el
vacío mover sus mejillas como un paracaídas.
Paso 7: Abra los ojos.
Paso 8: Curve su espalda y extienda sus alas lo más amplio
posible.
Paso 9: De un pulso hacia arriba y hacia adelante como
queriendo besar el cielo.
Paso 10: En el momento de batida, mueva el extremo
frontal de sus alas ligeramente por debajo del extremo posterior de forma
parabólica, toque la punta de sus plumas. Es entonces dónde empieza a remar a
un ritmo de 80 Km/h, siga
batiendo sus alas unas treinta y seis mil veces, sienta su corazón latir 100
pulsos/min. Vea en miniatura los campos, las ciudades, los mares y disfrute del
frío que una nube da. Felicidades. Usted está
volando.
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