sábado, 29 de octubre de 2016

Transporte

Y hay tréboles en el cielo
como montes en los pies.
La luna creciente llora,
en este mundo de capas de calor.

Cayó el meteorito,
un hueco en la nube gris hizo.
Aquel llamado súper revólver láser.

Y hay suelos de arena,
Y un sol loco, que se va.
¡Las palmeras en fuego!
Con su baile alrededor.

Calló al mar,
un silencio en la piel,
por ser frío el pez.

Y cada amanecer que devuelve la cordura,
la sensación, la fantasía
de una vida en el vacío.

Ayer que estuvimos a unos metros,
compartiendo los cigarrillos verdes.
Y hoy estas botellas que gritan por un dios de Carbenet.

Ayer que tus besos me supieron a nubes,
Y hoy que mis labios reúnen las gotas del amanecer.

Quisiera pasear por tu espalda,
en una bicicleta de doble pedal.
Hasta llegar al jardín de tus delicias,
y oler las flores que crecen en los pezones.

Con ese aroma a mujer,
A vos.

Con el dorado que brilla en las historias de los libros añejos.
Y las cenizas de nuestro ser que vuelven a nacer.
Justamente en esos besos bañados con laurel.
En el manantial donde tu acuario canta.

Y es que nos tiramos al vacío con nuestras miradas  puestas en las pupilas castañas.
Y es que allí es donde caemos, entre ideas y pensamientos para viajar en un transporte hacia la eternidad.

sábado, 22 de octubre de 2016

La sombra del roble, los vuelos del águila y la conquista del toro.

A esta diáfana idea de entender el pequeño ser del cuerpo, y sino que es celeste. 
A Urano:
La posición de las estrellas que trazan a cantaros las lágrimas del niño.
Una línea vertical en sus ojos tristes.
Y así dios cayó sobre las arenas rojas y pudo ver la mañana existir,
y lloró y el sol nació.
Y de sus palabras y gritos hubo ruido y silencio.
Y el tiempo comenzó.
Y las dos semillas de Urano siguen recorriendo los mares de la Tierra,
Y de allí un viento de la aurora mostrará a Venus.
y luego en su pecho, la montaña se cubrirá de neblina.
Y de ese denso gas de vapor;  los corazones latirán de nuevo.
Y sobre tu espalda Madre, un árbol crecerá y le dará frutos al niño,
y este a su vez plantará la semilla en el cielo.
Y un trueno caerá sobre Saturno,
y una sombra del roble que le dará el descanso necesario.
Y mientras el niño beba la espuma de Venus, los astros reinaran.
Y así el toro conquistará el firmamento. 
Y de su sangre de guerra el estandarte del águila volará por sus cabezas.
Y el triste ser del centro gris recolectara las nubes con sus manos del abismo.